Extractos de la carta comentados y dirigidos a los escritores de iconos. Parte I
He escogido algunas frases extraídas de la carta a los artistas que me parecían especialmente dirigidas a los iconógrafos y quiero compartirlas y realizar unas breves aportaciones sobre ellas.
“En la «creación artística» el hombre se revela más que nunca «imagen de Dios» y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda « materia » de la propia humanidad y, después, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea.”
Hay una sacralización en los materiales, en la naturaleza de la que nos servimos para la creación de iconos. Así el árbol que ha servido para dar sombra al hombre, para dar frutos y alimentos… ahora nos sirve también para hacer algo sagrado.
“El modo en que el hombre establece la propia relación con el ser, con la verdad y con el bien, es viviendo y trabajando. El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del « talento artístico ». Y, ciertamente, también éste es un talento que hay que desarrollar según la lógica de la parábola evangélica de los talentos (cf. Mt 25, 14-30).”
Estamos llamados, en nuestra vocación como escritores de iconos a contribuir a la belleza de este mundo, a trabajar mano a mano con la verdad. Es importante hacer de cada obra un bien, pensar a quién va dirigida, orar por el fiel que se pondrá ante ella.
“Esta manifestación fundamental del «Dios-Misterio» aparece como animación y desafío para los cristianos, incluso en el plano de la creación artística. De ello se deriva un desarrollo de la belleza que ha encontrado su savia precisamente en el misterio de la Encarnación. En efecto, el Hijo de Dios, al hacerse hombre, ha introducido en la historia de la humanidad toda la riqueza evangélica de la verdad y del bien, y con ella ha manifestado también una nueva dimensión de la belleza, de la cual el mensaje evangélico está repleto.”
Tenemos el reto de la representación de Cristo, Dios y hombre, para ello el mejor apoyo son las Sagradas Escrituras.
“Una sensibilidad semejante se encuentra en la espiritualidad oriental, donde Cristo es calificado como «el Bellísimo, de belleza superior a todos los mortales» Macario el Grande comenta del siguiente modo la belleza transfigurante y liberadora del Resucitado: «El alma que ha sido plenamente iluminada por la belleza indecible de la gloria luminosa del rostro de Cristo, está llena del Espíritu Santo… es toda ojo, toda luz, toda rostro»”
Aquí san Juan Pablo II se detiene a hablar de esta espiritualidad del icono. Como esta belleza del icono traspasa. Tenemos que buscar costantemente esta luz que traspase los corazones de los hombres.
“En este itinerario no faltaron momentos difíciles. Precisamente la antigüedad conoció una áspera controversia sobre la representación del misterio cristiano, que ha pasado a la historia con el nombre de « lucha iconoclasta ». Las imágenes sagradas, muy difundidas en la devoción del pueblo de Dios, fueron objeto de una violenta contestación. El Concilio celebrado en Nicea el año 787, que estableció la licitud de las imágenes y de su culto, fue un acontecimiento histórico no sólo para la fe, sino también para la cultura misma. El argumento decisivo que invocaron los Obispos para dirimir la discusión fue el misterio de la Encarnación: si el Hijo de Dios ha entrado en el mundo de las realidades visibles, tendiendo un puente con su humanidad entre lo visible y lo invisible, de forma análoga se puede pensar que una representación del misterio puede ser usada, en la lógica del signo, como evocación sensible del misterio. El icono no se venera por sí mismo, sino que lleva al sujeto representado.»
Conocer el recorrido histórico de los iconos nos ayuda a conocer mejor su esencia. Os recomiendo no dejar de leer libros que nos presenten este recorrido de forma exacta. Os dejo el enlace a un libro del Teólogo y escritor de iconos Leonid A. Uspenski ENLACE
En una semana publicaremos la Parte II, deja tus comentarios para decirme que te ha parecido.